Rosa MontesaSe acabó lo de trabajar solos, es el momento de romper esa regla.

Algunos siguen siendo empleados de empresas que utilizan el espacio para realizar sus reuniones. Otros, siguen trabajando para sus empresas, pero cerraron las oficinas y les propusieron trabajar desde casa, necesitan reubicarse y encontrar un lugar.  La mayor parte, como yo misma, somos trabajadores autónomos. Durante una época de nuestra vida fuimos trabajadores por cuenta ajena, y ahora hemos tenido que crear nuestro propio puesto de trabajo.

Ya no tenemos la supervisión de nadie, debemos seguir siendo productivos. Nos esforzamos por no perder el ritmo de trabajo. Otro gran cambio en nuestra vida laboral es el sentimiento de soledad, no tener compañeros crea un vacío, hasta que encontramos la posibilidad de compartir espacio con otros.

Esta aparente autonomía es un arma de doble filo. Al principio nos produjo euforia, tuvimos un sentimiento de libertad, relajación y emoción. Pero también tenemos, en ocasiones, una especie de nostalgia de aquellos tiempos, pero más que por el tipo de trabajo, por la estabilidad.

Esta nueva situación nos da más flexibilidad y autonomía, pero siguimos deseando pertenecer a una comunidad. Podemos hacer lo que queramos, pero al final, hemos de ser capaces de alcanzar nuestros objetivos.

Ha llegado la hora de abrazar un modelo colaborativo como el coworking.

Rosa Montesa